
Ecología y bioclimática
La referencia mundial en cuanto a construcción sostenible y eficiente se basa en la normativa Alemana cuyo nivel más alto en cuanto a rendimiento energético se refiere es el de clase A.
Conseguir una clasificación energética clase A conlleva el firme compromiso del arquitecto y el propietario con los más altos niveles de excelencia en la construcción para minimizar los niveles de emisión de CO2. Para la limitación de la demanda energética del edificio, la fachada ventilada supone una mejora en más del 50 % respecto a los sistemas tradicionales.
Sobre una estructura de aluminio se coloca un revestimiento que puede ser de diversos materiales: mármoles, cerámica extrusionada, cerámica porcelánica, piedras graníticas, fibrocemento, HPL… Previamente se realizará un aislamiento térmico que podrá ser de varios tipos: proyectado de espuma de poliuretano, lana de roca o poliestireno expandido, colocado en la parte exterior, y cuyo grosor será en función de la zona climática.
La fachada ventilada supone un eficaz sistema de reducción del impacto que tienen sobre el edificio las radiaciones solares. En el exterior del edificio se instala así una capa separada del muro, para crear una cámara de aire. Esta cámara deberá estar abierta tanto en la zona inferior como en la superior, para permitir que circule ascendentemente el aire a través de ella.

Este tipo de estructuras reducen el consumo de energía entre un 25 y un 40% en calefacción y aire acondicionado, por lo que contribuyen al ahorro energético.
Se reducen además los costes de acondicionamiento por el aislamiento acústico, térmico, ignífugo y también por la impermeabilización. Cabe reseñar también la disminución del deterioro por el paso del tiempo, hecho que implica menos gastos en reparaciones, así como el de posibles costes de mantenimiento o por los tratamientos contra humedades y eflorescencias que pueden aparecer en los muros externos.
Otra de las características que aumenta la protección del edificio frente a los agentes atmosféricos es la eliminación de la condensación superficial, especialmente en los casos de lluvia o nieve, ya que este tipo de fachadas ventiladas evitan las condensaciones y las manchas que de ello se producen, afeando además la estética del edificio.
